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El presente panorama audiovisual (y II)

A día de hoy, aprovechando los periodos cada vez más largos que disfruto estoy viendo por primera vez o repasando varias series antológicas.

Búscate la vida (
Get a Life) USA 1990-1992. (22 minutos). Serie de humor que describe la vida de Chris Peterson, un repartidor de periódicos de unos 30 años que vive con sus padres. La emitió Canal + hace años. Estoy volviendo a verla desde el principio, con la ventaja de que ahora no me perderé ningún capítulo.

The IT Crowd (Los informáticos). Otra serie de humor de formato clásico (22 minutos), en este caso británica, en la que podemos ver al departamento de informática de una empresa. En algunos capítulos se os saltarán las lágrimas. Mención especial para Denholm, el presidente de la compañía. No habréis visto nada igual desde David Brent de The Office. Estoy terminando la segunda temporada.

Prison Break. (USA, 44 Minutos) Me faltan los últimos capítulos de la cuarta temporada. Michael Scofield y Lincoln Barrows, después de escapar de la miserable Panamá, en persecución de Silla. Tremendo el descubrimiento del actor Robert Knepper en su papel del pederasta Theodore (T-Bag) Bagwell.

Roma. Acabo de terminar de ver la segunda temporada este producto británico de calidad, gracias a la cortesía de Fernifunk. No es una serie de 22 minutos ni de 44. Los capítulos tienen una duración dispar, alcanzando algunos la hora de duración. Narra las aventuras de dos romanos durante el final de la república y el advenimiento del imperio. Mezcla hábilmente hechos históricos con las peripecias de estos dos protagonistas, que se relacionan con Julio César, Octavio, Cicerón, Marco Antonio o Cleopatra. Aparecen dos personajes femeninos de mucha fuerza, Atia, tía de Julio César y Servilia, amante de este, que aunque están basados en figuras reales están tratados con mucha libertad. Lindsay Duncan realiza un trabajo impecable en su interpretación de la vengativa Servilia.

Seinfeld. Una de las mejores series de humor de todos los tiempos, americana de 22 minutos. A aquellos que desprecian el sentido cristiano de la Navidad, les recomiendo desde este momento que pasen a celebrar el Festivus, como el padre de Frank Constanza. Y destacable el papel de Kramer, interpretado por Michael Richards, dicen que influenciado por Jacques Tati.


Caida y Auge de Reginald Perrin. Me faltan algunos capítulos para completarla. Hemos hablado de ella aquí, aquí y también aquí. Incluso aquí.
Y todavía hay más en la recámara. Estoy comenzando a ver The Big Bang Theory (gracias Pitxi por descubrírmela). El Color del Cristal habla sobre esta serie aquí, con lo cual yo no añado nada más.
Y todavía tengo que engancharme a otras series como Dexter o los Soprano. Por no decir que tengo que volver a hincarle el diente a Lost...

El presente panorama audiovisual (y I)

Cuando uno es padre, aparte de comer dos huevos, se ve obligado a algunas servidumbres en forma de cambiar pañales, no dormir por las noches, no tener autonomía para alejarte de casa (recuerdo a Pitxi cuando nos advertía, no sin razón, que le habían puesto una tobillera que explotaría si se alejaba a más de 1.500 metros de su casa).

Una de las principales servidumbres es no poder desconectar de tus vástagos más que unas pocas horas seguidas. Al principio, al comer cada 3 horas, y teniendo en cuenta que cada toma se podía prolongar más de una hora, el período de posible desconexión (para dormir, salir a abastecerse al exterior o ver una serie de TV) era terriblemente exiguo. A los pocos meses, el padre de la criatura comienza a ver la luz al final del túnel, y llega a tener tiempo para tomar unas pintas en algún bar cercano y ver series de 24 minutos. Más adelante puede desplazarse a bares más lejanos y ver series de 44 minutos, para terminar viendo películas. Aunque tal y como está el cine, tampoco es que este sujeto hipotético se esté perdiendo nada...

El cine es así. Si el hecho histórico es que en un desfile Julio César llegó a pasear una jirafa por las calles de Roma, el cine americano te lo mostrarán con carísimos efectos especiales. El cine europeo, por ejemplo el británico o el francés, te presentará un diálogo de dos romanos bromeando mientras hacen referencia al desfile en el que Julio César pretende que desfile un quimérico animal de largo cuello junto a las legiones vencedoras y los caudillos enemigos apresados. En el caso del cine español, el director, dos de sus amantes, los protagonistas y gran parte del equipo de producción viajan a Kenia durante 2 meses para ver jirafas y estudiar su inclusión en la película. Finalmente regresan a Madrid con diversas enfermedades venéreas y terminan rodando una escena en el Zoo, en la que se ve de fondo al oso panda Chulín rascándose la barriga y comiendo bambú entre figurantes disfrazados de romanos.

¿Nuevos casos del Inspector Poirot?


Lo de ser padre es muy estresante. Empiezo a echar de menos el tener tiempo para dedicar a la lectura de gruesos tratados, como el muy interesante "Historia de los Pueblos de Habla Inglesa" de Winston Churchill, que he abandonado de momento cuando Oliver Cromwell empezaba a dar por saco (qué bien lo sabía Morrissey), para pasar a ojear otras lecturas un poco más ligeras, como manuales para padres primerizos o el "Tratado sobre los vampiros" de Augustin Calmet.

Este verano, entre biberón y biberón nocturno, he desempolvado una de las viejas novelas de Agatha Christie que solía leer mi padre, a fin de reconciliarme con la "Dama del Misterio". La novela en cuestión ha sido "El testigo Mudo" (en inglés Dumb Witness o Poirot losses a client), un caso del año 1937 del inspector Poirot, ese curioso hombrecillo de pasaporte belga, con bigote inverosímil y cabeza de huevo.

Siempre me ha sorprendido la capacidad de Agatha Christie de crear un interesante caso policiaco en pocas páginas. En este caso, a los dos capítulos el lector ya tiene ante sí un posible asesinato y una decena de candidatos a culpable, cada uno con sus razones, sus agujeros en la coartada y sus intereses en agilizar la muerte del finado. Me recuerda un poco a la Angela Lansbury de la serie de TV "Se ha escrito un crimen", a la que nadie en su sano juicio se atrevería a invitar a un fin de semana en su casa, pues su presencia siempre era augurio de muerte, como en el caso de las Banshees.

Curiosamente a los pocos días de terminar la novela, leí en la prensa que habían hallado en el desván de la famosa escritora británica un par de novelas cortas inéditas, protagonizadas por Hercules Poirot, aunque me temo que por la fecha en la que fueron escritas, una de ellas, titulada "El misterio de la pelota del perro" no sea más que un bosquejo de la novela que acabo de terminar, "El testigo Mudo", dado que en ella el famoso testigo mudo es un perro que acostumbra a jugar con una pelota en una escalera, lugar donde se puede desencadenar un accidente mortal para una adinerada ancianita rodeada de sobrinos necesitados de "cash".