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Consejo práctico para no desesperarse, y de paso un mochahelado para regerar fuerzas :)

No es ningún secreto que todos tengamos "esos grises días" en los que todos nos sentimos como decía una muy querida amiga... "como servilleta mojada". Y bueno no siempre las cosas salen como uno cree que pueden salir y mucho menos como uno quisiera que fueran.

A veces las cosas nos parecen tan obvias que es imposible que la gente sea incapaz de verlas. Pero es así todos tenemos un par de ojos distintos... y por supuesto las prioridades que controlan el enfoque de esa mirada apuntan hacia otras cosas y sin duda se verán en el mismo punto en el que nos sentimos nosotros. Para los demás de igual manera todo es tan obvio que nadie es capaz de verlo. Así que esa interacción de individualidades es lo que nos hace sentir a veces frustrados y a raíz de la frustración viene la tristeza.

Pero ¿habrá algún rayo de luz? A veces parece que no lo hay. Pero yo creo que lo mejor que podemos hacer es buscar un punto de empatía, alguna semejanza, alguna meta común y apostar nuestros esfuerzos en esa área. En encontrar algo que nos una para seguir caminando, trabajando... Esto no siempre va a resultar... algunas veces hasta el punto de empatía o similitud es difícil de encontrar... entonces no queda otra cosa que "no hacer". Y no hacer no significa rendirse, significa esperar con paciencia el momento oportuno porque llegará en su debido momento en su debida medida.

Como decía el Padre Pío: "Para cualquier problema, orar, esperar y no angustiarse"

En lo que eso pasa nos halamos los pelos y lloramos bastante así que... te invitamos a que compartas esta receta con alguien que tenga un problema... y que trates de ayudar a conseguirle con paciencia una solución en conjunto con esa persona. Como decía mi abuela "se empieza por los nudos flojos para que se desaten los fuertes". En lo que ese gran problema se ablanda puedes ir trabajando para mejorar otras áreas. Sentirás satisfacción de ayudar y mucha de esa frustración conseguirá un espacio de desahogo.

¿Qué necesitas?

Ingredientes
1 bola de helado de café por ración
crema de cacao
nueces
un pedazo de torta o bizcocho de vainilla u otro de su preferencia de sabor suave preferiblemente para que puedas sentir el sabor a café.
chocolate semidulce por ración

¿Las instrucciones? Si eres laico aquí. Si eres presbítero aquí.

¡Ven, visítanos!
Paulinas
787-765-4390 Calle Arzuaga 164
787-763-5441 San Francisco Plaza 201

Recomendaciones de la semana:


Autor: Gustavo E. Jamut
Cómo conservar la paz en medio de las dificultades.


Lleno de oraciones, meditaciones y consejos este libro es una herramienta vital en cualquier ámbito de la vida. En el trabajo, en el hogar, en la iglesia. Un libro sencillo de leer, tamaño bolsillo para que lo lleves donde haga falta.
Si quieres más información escríbenos: paulinaspr.vm@gmail.com o para por cualquiera de nuestras librerías para que lo examines sin compromiso alguno. Ten un lindo día :)


Receta #15: Café Carajillo para desquitarse los malos ratos de la rutina diaria


Hoy te presentamos una receta interesante llena de ingredientes que encuentras fácilmente en tu alacena pero que combinados le dan un giro a tu café. De la misma manera hablamos de los malos ratos que pasamos a diario y que nos provocan furia... a pesar de que es normal tenemos que tomar en cosideración que aquel que acumula resentimientos llena su vida de dolor.
Anímate a hacer la receta y a confeccionarte una limpieza de pequeños rencorcitos que a veces tenemos en el fondo del corazón.

Si eres laico busca la recenta en nuestro Cafecito para Laicos o si eres presbítero en nuestro Cafecito para Presbíteros. Te esperamos.

Mientras te recomendamos al respecto:

Sobre el perdón se ha hablado y se ha escrito muchísimo. Sin embargo, como nos cuesta tanto perdonar, es necesario volver, una y otra vez, sobre este tema, intentando profundizar en él y permitiéndole al Espíritu Santo que nos guíe, a fin de encontrar nuevas dimensiones del perdón.
Además, el hecho de no poder perdonar causa distorsiones emocionales, como son: ansiedad, amargura, frustración, culpa, sentimientos de inferioridad, afecta nuestra relación con Dios y nos impide el crecimiento espiritual.
Este libro, te hará comprender la necesidad de perdonarte a ti mismo, a tu prójimo y a los acontecimientos que te hayan podido lastimar, para experimentar, así cada día de tu vida, una plena paz interior.