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Refranero: Sólo mueren los que abandonan

Efemérides: Primera Guerra Mundial, tal día como hoy en 1917, Passchendaele. El soldado Kevin Cornelius Smith (de soltero Smith), natural de Shropshire y antepasado de este otro Kevin Smith, a resultas de un disparo recibe un rasguño en una oreja. En lugar de retirarse sigue combatiendo como un héroe, en contra del criterio de su oficial, que le ordenó que se resguardara en la retaguardia para ser asistido. Minutos más tarde un obús disparado por el soldado prusiano Hans Franz Furter le arranca la cabeza.

Se le encontró en un bolsillo al infortunado soldado inglés un pequeño poema, anticipando su muerte, que estremece a quienes lo leen, aun en su versión traducida. Comenzaba así:

Oh, campos de amapolas blancas
¿Cuándo volveré a veros?
¿Y los quesos de
vaca bien curados,
Quien se los comerá ahora?


La Primera Guerra Mundial fue una verdadera escabechina. Solamente en Verdún hubo más muertos que en toda la Primera Guerra Civil Española (no se sabe todavía cuántas bajas causará la Segunda, pero se asegura que la Tercera causará pocos porque se librará con palos y piedras).

Enfrentó a alemanes (bigotes, cascos con pincho y dirigibles), austro-húngaros (berlanguianos) y turcos (barato-barato) contra franceses (comedores de ranas), belgas (lectores de Tintín), británicos (hijos de la Pérfida Albión), rusos (coleccionistas de huevos), servios (entonces se escribía con uve), canadienses (asesinos de focas) y más adelante italianos (comedores de spaghetti) y yankis. Incluso acudieron algunos indios, australianos y neozelandeses. Entre otros.
Que el ejemplo de Kevin C. Smith nos sirva para desconfiar de aquellos que afirman eso de que "solamente mueren los que abandonan".

Perro muerde a hombre


Ejemplo arquetípico en las escuelas de periodismo.

- “Hombre muerde a perro”: es noticia.
- “Perro muerde a hombre”: no es noticia.

Ahora habrá que añadir un nuevo enunciado.

- “Perro muerde a astro argentino del balón”: es noticia.

Me sorprendió la nueva el pasado lunes, al comentarme un compañero de trabajo que un perro había mordido a Diego Armando “El Pelusa” Maradona, y que lo habían tenido que hospitalizar.

- ¿Al perro?
- No. A Maradona.

Realmente pensé que el noble animal se podía haber intoxicado.

La mala noticia es que este penoso incidente no apartará a Maradona de la dirección de la Selección de la Argentina en el inminente Mundial de Fútbol a celebrar en África del Sur. Y en la actualidad supone el obstáculo más gordo y peludo para que la albiceleste cuaje una gran actuación en la cita sudafricana.

El defensa con apellido de carnicero

Lelo Messi, el enano hormonado, marcó el domingo en Zaragoza un gol de esos estratosféricos, de esos que hacen recordar inmediatamente al gol que les endosó el Barrilete Cósmico a los de la Pérfida Albión en el Mundial de México, cuartos de final, ya sabéis:


“¡Quiero llorar! ¡Dios santo, viva el fútbol, golaaaazo!
¡Diegoooool!!! Maradona! Es para llorar, perdónenme. Maradona, en una corrida
memorable, en la jugada de todos los tiempos, Barrilete Cósmico ¿de
qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés?”
Pues uno de esos ingleses a los que el Barrilete dejó en el camino era Terry Butcher. De hecho el chaval tenía tanto pundonor que fue el único defensor inglés al que el Pelusa tuvo que regatear dos veces.

Terry Butcher (no confundir con el follatabiques del capitán actual del Chelsea), nació en Singapur (los hombres de verdad nacen en lugares como ese, o en Albuquerque o Coria), y era otro de esos machos reproductores, un hombre de verdad, que campaban por las canchas de fútbol cuando éramos más jóvenes.

Lo demostró sobradamente en Suecia, durante el partido de clasificación para el Mundial de Italia, 6 de septiembre de 1989, cuando en los primeros minutos se hizo una gran brecha que no le impidió terminar el partido a pesar de jugar de defensa central y sangrar como un cerdo a causa de todos los despejes de cabeza que tenía que pegar. Ahí le tienen posando alegremente, con una mirada que recuerda a Marty Feldman y la camiseta Pross teñida de magenta.

¿Dónde están esos jugadores hoy en día? ¿Por qué tenemos que aguantar a Guti-Fashion? Eran Machotes como Gordillo, que jugaba sin espinilleras. Hombretones como Camacho, que sudan por los sobacos. El manito Hugo Sánchez llegaba a rematar de cabeza las botellas que le arrojaban en los estadios.