Descubren cementerio de tiburones en el Atlántico

 Figure 2 Still images showing each of the observed carcasses.
Still images showing each of the observed carcasses.
A Whale shark (Rhincodon typus); B Mobulid carcass 1; C Mobulid carcass 2; D Mobulid Carcass 3. Images have been enhanced. Originals and details of enhancements are available in Figure S1.
doi:10.1371/journal.pone.0096016.g002
  
El descubrimiento de un "cementerio" en lo profundo del océano puede ayudar a que se comprenda el destino de los gigantes marinos muertos.
Las imágenes grabadas por la industria que busca gas y petróleo muestran los cadáveres de cuatro grandes criaturas en una pequeña área de lecho marino en aguas de Angola.
Alrededor de los restos de un tiburón ballena y tres rayas, se arremolinan los carroñeros en busca de la bonaza alimenticia.
"Se han hecho muchas investigaciones sobre muertes de ballenas, pero nunca hemos encontrado realmente ningún otro gran animal en el lecho marino", dijo Nick Higgs, investigador del Instituto Marino de la Universidad de Plymouth, en Reino Unido, y principal autor del estudio que publica la revista científica Plos One, de la Academia de Ciencias de EE.UU.


Las criaturas muertas fueron filmadas por robots submarinos que exploraban el lecho marino.
Los cadáveres de ballenas albergan ecosistemas complejos: primero atraen a carroñeros como los tiburones, luego oportunistas pequeños como cangrejos y criaturas parecidas a camarones llamadas anfípodos.
Los osedax –o gusanos zombis– se alimentan de los huesos y una bacteria se especializa en procesar las grasas.
Pero con estas imágenes los científicos han podido comparar cómo se desarrolla el frenesí alimenticio alrededor del cadáver de otros grandes animales.
El video fue grabado por vehículos operados a distancia (ROV, por sus siglas en inglés) que estaban examinando el suelo marino cerca de Angola para la exploración industrial.

Fueron halladas entre 2008 y 2010 en un área de un kilómetro cuadrado y se estima que llevaban muertas entre uno y dos meses.

Los investigadores encontraron principalmente peces carroñeros: hasta 50 alrededor de cada cuerpo.
"Hallamos tres o cuatro tipos diferentes, pero los realmente dominantes eran los viruelas. Estos normalmente se ubican cercan del cadáver y esperan que lleguen los carroñeros más pequeños –anfípodos- y entonces se los comen", dijo Higgs.
"Había montones de estos peces alrededor de los cadáveres: parecían estar vigilándolos".
Pero el equipo no encontró otros animales, como los gusanos comedores de hueso, acechando cerca de las rayas y el tiburón ballena.


"La ausencia de evidencia no es evidencia de la ausencia… Pero el ecosistema parece diferente de los de las ballenas muertas", explicó Higgs.

Los científicos saben con certeza por qué, dado lo escasos que son este tipo de avistamientos, estos cuatro animales estaban todos juntos en un área pequeña.
"Hay un montón de estos animales viviendo en aguas superficiales, y a través de la mortalidad natural, habrá una abundancia creciente de animales muertos en el lecho marino".
"La razón de que los hayamos encontrado podría ser este trabajo de exploración industrial. Hay muy pocos lugares tan intensamente examinados como estas áreas", sugirió el experto.
Los investigadores estiman que los cadáveres de grandes animales podrían proveer alrededor del 4% del total de alimento que llega al fondo del mar en esta área.
"Estos grandes cadáveres pueden ser bastante comunes y dar sustento a muchos peces en términos de la cantidad de alimento que llega allí abajo. Puede haber fácilmente lo suficiente como para sostener poblaciones de peces".

Fuente: BBC

Artículo científico 

Fish Food in the Deep Sea: Revisiting the Role of Large Food-Falls 


Plásticos en el mar: otra amenaza para las aves marinas

File:Morus bassanus 1.jpg
Morus bassanus in flight by Michael Haferkamp.From Wikimedia Commons 



Cerca del 94% de las pardelas cenicientas del litoral catalán contienen piezas de plástico en el estómago, según un estudio publicado en Marine Pollution Bulletin por un equipo que lidera el profesor Jacob González-Solís, del Departamento de Biología Animal y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la UB (IRBio). En el caso de la pardela mediterránea y la balear, el 70% de las aves estudiadas también habían ingerido plásticos, según las conclusiones del artículo firmado también por Marina Codina García, Teresa Militão y Javier Moreno (UB-IRBio).

La contaminación por plásticos es una amenaza conocida —pero no muy estudiada— en ecosistemas oceánicos de todo el mundo. Tal como explica Jacob González-Solís, «este es el primer estudio que cuantifica la ingestión de plásticos en aves marinas en el Mediterráneo, un ecosistema frágil, con costas industrializadas, un intenso tráfico marítimo y una gran densidad de plásticos acumulados».

Especies en peligro en el Mediterráneo  

El trabajo científico se basa en el estudio de 171 aves marinas capturadas accidentalmente por la flota palangrera en el litoral catalán de 2003 a 2010. El equipo de la UB ha estudiado la ingestión de plásticos en aves marinas especialmente amenazadas o en peligro, como son la pardela cenicienta (Calonectris diomedea), la pardela mediterránea (Puffinus yelkouan), la pardela balear (Puffinus mauretanicus), el alcatraz (Morus bassanus), la gaviota de Audouin (Ichthyaetus audouinii), la gaviota cabecinegra (Ichthyaetus melanocephalus), la gaviota de patas amarillas  (Larus michahellis), la gaviota tridáctila (Rissa tridactyla) y el págalo grande (Catharacta skua). 

De la civilización al estómago de los pájaros marinos

Los plásticos que flotan en la superficie del mar pueden causar ahogamiento, úlceras, infecciones y muerte a la fauna marina. A menudo son ingeridos por error porque se confunden con alimentos (consumo primario), y en otros casos, se encuentran en el estómago de las presas capturadas por los pájaros marinos (consumo secundario). Los plásticos ingeridos suelen ser trozos de filamentos, esferas, láminas o pelletsindustriales.

Según el estudio, el 66% de las aves marinas habían ingerido al menos una pieza de plástico. En el caso de la pardela cenicienta, el 94% de los ejemplares contenían plásticos (con una media de quince fragmentos por individuo). En cuanto a la pardela balear y la mediterránea, el porcentaje de aves afectadas es del 70%.

«Estos resultados son preocupantes», alerta González-Solís. «Las tres especies de pardelas más afectadas son particularmente frágiles, en especial la balear, clasificada en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Es una especie endémica de Baleares, y solo hay unas 3.000 parejas reproductoras en todo el mundo. No sabemos qué impacto puede tener, pero habría que estudiar si está afectando negativamente a la población».

Los polluelos, los más vulnerables

Los polluelos de aves marinas son los más vulnerables a la ingesta de plásticos, ya que no pueden regurgitar alimentos como hacen los adultos. Las gaviotas, con más facilidad para regurgitar comida, acumulan menos cantidad de plásticos que las pardelas. El estudio muestra que los plásticos —la mayoría procedentes de actividades recreativas en el mar— llegan a la cadena trófica de los océanos y pueden convertirse en una nueva amenaza para las aves y otros organismos marinos. Ante este escenario, los pájaros marinos, especialmente afectados por esta amenaza, podrían ser unos buenos bioindicadores en estudios científicos sobre la polución marina por plásticos en los sistemas oceánicos.

El mar no es un vertedero

La ingestión accidental de plásticos es un problema global que afecta a especies de latitudes tan diferentes como el albatros de Laysan (Phoebastria immutabilis), en el archipiélago de las islas Hawái en el océano Pacífico, o el fulmar boreal (Fulmarus glacialis rodgersii).
«Los plástiscos flotan y son difíciles de degradar», alerta González-Solís. «Todos los contaminantes que no son destruidos en el suelo acaban por llegar al mar con el tiempo. Y el mar —subraya— no es un vertedero. Quizás ha mejorado el nivel de control en fabricación y transporte de plásticos a escala industrial, pero habría que establecer un mayor control del vertido de plásticos y no tolerar que los barcos tiren directamente la basura en el mar».
González-Solís también es coautor de un estudio recientemente publicado en la revista PLOS ONE sobre la distribución de flavivirus —unos virus responsables de diversas enfermedades infecciosas en el hombre y otras especies— en la población de aves marinas del Mediterráneo occidental. El trabajo destaca que las gaviotas de patas amarillas (Larus michahellis), ampliamente distribuidas en las costas del litoral mediterráneo, pueden ser potenciales reservorios de estos agentes patógenos, por lo que habría que impulsar la vigilancia sanitaria sobre estas poblaciones de aves marinas.

Referencia bibliográfica: Plastic debris in Mediterranean seabirds

Fuente Universidad de Barcelona



Una ruleta paradójica


Imaginemos una ruleta "continua" capaz de detenerse con precisión absoluta en cualquiera de los infinitos ángulos comprendidos entre 0° y 360°.
Imaginemos también que mientras la ruleta gira al azar el jugador A apuesta $10 a que la flecha se detendrá en un ángulo comprendido entre 0° y 120°. ¿Cuál sería un pago justo para la apuesta de A

Por pago justo entendemos un pago tal que si A repite su apuesta una y otra vez entonces, a la larga, ganará tanto dinero como el que perderá. Ahora bien, dado que el arco de la circunferencia comprendido entre 0° y 120° representa la tercera parte de la circunferencia total, es decir, dado que la medida de ese arco es un tercio de la medida de la circunferencia, entonces la probabilidad de que A gane es 1/3. En otras palabras, A ganará más o menos una de cada tres apuestas y entonces, para que el juego sea justo, A debería recibir $20 cada vez que gana.

Pero supongamos ahora que un jugador B apuesta $10 a que la flecha quedará apuntando hacia uno de los puntos del conjunto V definido en la entrada anterior, ¿cuál sería en este caso un pago justo? Sucede que V es no medible, no tiene medida, por lo que la probabilidad de que la flecha quede apuntando hacia un punto de V no existe. En consecuencia, no hay pago justo para la apuesta de B. No importa cuánto decida la banca que debe pagar por esa apuesta, alguno de los dos (B o la banca), a la larga, perderá dinero, no hay modo en que queden "iguales".

Esta entrada participa en la Edición 5.3: Felix Klein del Carnaval de Matemáticas cuyo anfitrión es Juegos Topológicos.

Comentario a "...la falacia del jugador"

Esta entrada es un comentario a los comentarios escritos en "Una respuesta a la falacia del jugador".

La falacia del jugador es la creencia de que, por ejemplo, si sale negro varias veces seguidas en la ruleta entonces la probabilidad de rojo va aumentando cada vez para "compensar" (ya que, a la larga, deberá haber la misma cantidad de rojos que de negros). Esta idea es falsa (de ahí que se lo llame "falacia"), ahora bien la pregunta es: ¿cómo demostrarle a alguien que sostiene esa creencia que lo que cree y dice es falso?

Hay dos opciones, una es la que se propone en los comentarios a aquella entrada, que consiste simplemente en decirle al otro que su creencia es falsa e indicarle cuál es la idea correcta. En resumen, se le dice: "tú estás equivocado porque los libros dicen que la verdad es otra". Un argumento de autoridad, digamos.

Pero hay otra alternativa, que es la que yo propuse en la entrada (cuya intención parece que no fue comprendida por los comentaristas), y que consiste en decir: "Tu creencia falsa porque, de hecho, es autocontradictoria". La intención en este caso no es decir "mi lógica es superior a la tuya", sino penetrar en la lógica del otro, comprenderla y poner a la vista sus errores internos. En resumen, lo que la entrada muestra es que si se sostiene la creencia de que "si sale negro varias veces seguidas en la ruleta entonces la probabilidad de rojo va aumentando porque deben compensarse", a partir de esa misma premisa también se concluye que la probabilidad de rojo no cambia, es decir, se deduce que esa probabilidad al mismo tiempo sigue siendo siempre la misma; en conclusión, la premisa es autocontradictoria y por ende, falsa.

La duplicación de la circunferencia

El famoso teorema de Banach-Tarski dice que es posible cortar una esfera en una cantidad finita de partes, las cuales, convenientemente reordenadas (y sin que sean deformadas de ninguna manera), permiten armar dos esferas iguales a la original.

Mi intención en esta entrada es mostrar un resultado parecido al teorema de Banach-Tarski; un resultado que, aunque menos espectacular, es tan paradójico como él. En esta entrada voy a mostrar cómo se puede cortar una circunferencia en una cantidad infinita numerable de partes que, convenientemente reordenadas, permiten armar dos circunferencias iguales a la original (de hecho, podría armarse una cantidad infinita numerable de circunferencias iguales a la original).

Obviamente, el aspecto paradójico del teorema de Banach-Tarski consiste en que nuestra intuición nos dice que si cortamos un cuerpo en una cantidad finita de partes y las reordenamos entonces el volumen total debería conservarse. El aspecto paradójico del resultado que aquí mostraré es similar ya que, quizás no nuestra intuición, pero sí los axiomas de la medida nos dicen que la longitud debería igualmente conservarse si una curva es cortada en una cantidad numerable de partes y estas son reordenadas.

Sea C entonces una circunferencia; vamos a comenzar definiendo en ella una relación de equivalencia. Para ello, para cada número racional q con $0\leq q < 1$ consideramos el movimiento que consiste en girar todos los puntos de C un ángulo de q.360° en sentido contrario al de las agujas del reloj. A todos los movimientos así definidos los llamaremos giros válidos.
Definimos entonces la siguiente relación: dos puntos P y Q de C están relacionados si y sólo si es posible llegar de P a Q mediante un giro válido. No es difícil probar que se trata, en efecto, de una relación de equivalencia.

Llamemos V a un sistema de representantes de la relación, es decir, V contiene exactamente un punto de cada una de las clases de equivalencia determinadas por la relación definida más arriba. Una consecuencia de esta definición es que cada punto P de la circunferencia C existe un único punto Q de V tal que se puede llegar de Q a P mediante un giro válido; y ese giro también es único.

A continuación, para cada número racional q con $0\leq q < 1$ llamamos Vq al conjunto que se obtiene aplicando simultáneamente a todos los puntos de V el giro válido de q.360°. Por ejemplo V1/3 se obtiene girando los puntos de V 120° en sentido antihorario (nótese que V0 = V). De lo dicho más arriba se deduce, por un lado, que C es la unión de todos los Vq y, por el otro, que no hay puntos que pertenezcan simultáneamente a dos Vq diferentes.

Dado que el conjunto de todos los números racionales es numerable, entonces la circunferencia C ha quedado partida en una cantidad igualmente numerable de partes Vq disjuntas dos a dos. Tenemos así definidas, entonces, cuáles son las partes en que la circunferencia es cortada, veamos ahora cómo reordenarlas para completar la duplicación.

Para comenzar con la duplicación, notemos en primer lugar que dos cualesquiera de las partes en que hemos cortado a C pueden obtenerse, una de la otra, mediante un giro válido. Por ejemplo, V1/2 resulta de girar 60° a V1/3. Separamos entonces las partes que hemos definido y, aprovechando el hecho de que los racionales son numerables, las numeramos 1, 2, 3, 4,… (la imagen se sale de marco porque sigue infinitamente hacia la derecha).
A continuación separamos las partes, colocando por un lado las partes “pares” y por el otro las “impares”.
Finalmente aplicamos, tanto en la fila superior como en la inferior de la imagen, un “corrimiento” al estilo hotel de Hilbert. Con más precisión, en la fila superior de la imagen giramos la parte número 3 de modo que ocupe el lugar de la parte 2 (es decir, rotamos V1/3 para transformarla en V1/2), al mismo tiempo rotamos la parte 5 para que ocupe el lugar de la 3, y así sucesivamente hasta “llenar todos los espacios en blanco”. El resultado final es una copia de la circunferencia C. Luego repetimos el mismo proceso en la fila inferior; giramos la parte número 2 para que ocupe el lugar de la 1, la 4 para que ocupe el lugar de la 2, y así sucesivamente. Logramos así construir una segunda copia de la circunferencia C, la cual, en consecuencia hemos duplicado.

No es difícil modificar la idea (véase aquí) de tal modo que se pueda obtener una cantidad infinita numerable de copias de la circunferencia C. Y con mínimas variantes puede aplicarse también para lograr la multiplicación de un círculo al que le falte su centro (para esto último, a cada punto de conjunto V le adjuntamos el radio que lo une con el centro del círculo, aunque sin incluir al centro en sí mismo).

De modo que, si así lo desean, pueden multiplicar hasta el infinito, sin costo de material, toda su colección de discos compactos… aunque, claro, tal vez la música registrada en ellos quede un poco alterada.

Esta entrada participa en la Edición 5.3: Felix Klein del Carnaval de Matemáticas cuyo anfitrión es Juegos Topológicos.