¿Nuevos casos del Inspector Poirot?


Lo de ser padre es muy estresante. Empiezo a echar de menos el tener tiempo para dedicar a la lectura de gruesos tratados, como el muy interesante "Historia de los Pueblos de Habla Inglesa" de Winston Churchill, que he abandonado de momento cuando Oliver Cromwell empezaba a dar por saco (qué bien lo sabía Morrissey), para pasar a ojear otras lecturas un poco más ligeras, como manuales para padres primerizos o el "Tratado sobre los vampiros" de Augustin Calmet.

Este verano, entre biberón y biberón nocturno, he desempolvado una de las viejas novelas de Agatha Christie que solía leer mi padre, a fin de reconciliarme con la "Dama del Misterio". La novela en cuestión ha sido "El testigo Mudo" (en inglés Dumb Witness o Poirot losses a client), un caso del año 1937 del inspector Poirot, ese curioso hombrecillo de pasaporte belga, con bigote inverosímil y cabeza de huevo.

Siempre me ha sorprendido la capacidad de Agatha Christie de crear un interesante caso policiaco en pocas páginas. En este caso, a los dos capítulos el lector ya tiene ante sí un posible asesinato y una decena de candidatos a culpable, cada uno con sus razones, sus agujeros en la coartada y sus intereses en agilizar la muerte del finado. Me recuerda un poco a la Angela Lansbury de la serie de TV "Se ha escrito un crimen", a la que nadie en su sano juicio se atrevería a invitar a un fin de semana en su casa, pues su presencia siempre era augurio de muerte, como en el caso de las Banshees.

Curiosamente a los pocos días de terminar la novela, leí en la prensa que habían hallado en el desván de la famosa escritora británica un par de novelas cortas inéditas, protagonizadas por Hercules Poirot, aunque me temo que por la fecha en la que fueron escritas, una de ellas, titulada "El misterio de la pelota del perro" no sea más que un bosquejo de la novela que acabo de terminar, "El testigo Mudo", dado que en ella el famoso testigo mudo es un perro que acostumbra a jugar con una pelota en una escalera, lugar donde se puede desencadenar un accidente mortal para una adinerada ancianita rodeada de sobrinos necesitados de "cash".