Meditación


Mensaje del Autor:
La meditación preparada para hoy fue censurada por autoridad competente. ¿La razón? No la sé.

Es posible que alguna expresión allí utilizada tuviera un contenido que no era apto para nuestro público. Noten, sin embargo, que en esta mismo espacio y hasta en los boletines parroquiales encontrarán textos como el Evangelio en que Jesús de Nazareth invita a su auditorio a cortarse una mano, un pie o un ojo, si esas partes de nuestro cuerpo son causa de nuestros pecados. Ahora bien, nadie pedirá la censura del Evangelio porque son palabras de nuestro Señor Jesucristo y los censores; aunque son intolerantes, conocen sus límites. Quizás hay otra razón que motive que publiquen el Evangelio y no la meditación. Me refiero a que nuestros párrocos y presbíteros nos explicarían el verdadero mensaje detrás de las palabras tajantes del Evangelio. Y, claro está, después de explicar el Evangelio según San Marcos, ya no habrá motivo para el escándalo.

Es posible que exista otro motivo para censurar lo que fue escrito como meditación para este domingo. Porque en esa meditación había alguna referencia a la carta del Apóstol Santiago que se leerá hoy. Quizás el censor entendió que el autor de la meditación omitió algunas palabras que sirvieran de paliativo para evitar una reacción adversa de aquellos que se sentirán aludidos por el texto que dice: “Ahora bien, ustedes, ricos, llorad y dad alaridos por las desgracias que están para caer sobre ustedes.” Y es que para el censor, el texto neotestamentario citado es; al igual que el tema del despido de miles de empleados públicos, un asunto difícil de tragar. Lamentablemente, el texto de la Carta a Santiago será publicado en el mismo espacio en que ésta meditación ha sido censurada. ¿Por qué? En primer lugar porque un apóstol es un apóstol y un laico es un laico. En segundo lugar, porque aquel lector del texto bíblico que se dé por aludido, justificará su condición económica preguntándose: ¿Qué sabe ese autor sagrado del mundo cristiano del Siglo XXI? Luego pronunciará un refrán conocido: “Si por mí llueve que escampe.” El escándalo habrá finalizado y los ricos seguirán en su mundo de riquezas deseando, al mismo tiempo, que los pobres sigan pensando que la pobreza es una vocación.
Pido excusas, pues, a los asiduos lectores de la hoja parroquial por haberlos privado de la meditación de hoy. Les ruego que no desesperen. Tampoco juzguen al censor. Recuerden que es esencia del cristiano saber perdonar. Quizás la semana entrante no seremos censurados. Repito. No desesperen. Después de todo, la carrera para alcanzar el Reino del Amor no es una prueba de velocidad. Es una prueba de distancia. Lo que, por razones obvias, nos permitirá liberarnos de todo aquello que nos ata o aquello que nos impide vivir el Evangelio.

Dedicado a los autores hispanoamericanos que, por alguna razón u otra, han sentido el peso de la censura.

Manuel Izquierdo

Nota Aclaratoria: Este texto a pesar de su forma representa la meditación en sí mismo. Este texto apareció en una hoja parroquial . El texto no ha sido censurado… de hecho no existe tal texto. Esto tiene que ver con esa popular frase de: “Más papista que el Papa”. ¿Ahora entendiste?