Una adolescente (Pauline) pasa unos días fuera de temporada junto con su prima (que está de muy buen ver) Marion en Normandía. Allí se toparán con varios personajes masculinos con los que hablarán sobre el amor y la pasión (talk about the passion, que dirían unos atenienses). Pierre, el tontainas perdedor, Henry, el entrañable follatabiques calvete propietario de un Renault 4, y Sylvain, el mozalbete espabilado. Todo esto teniendo como escenario la región de Normandía, la localidad de Granville, sus bellas playas y su decadente Casino-Discothéque.
Nada más comenzar la proyección de Pauline en la playa nos podemos dar cuenta de que no se trata de una película americana. En primer lugar, porque hablan continuamente en francés, y en segundo lugar por la forma de dirigir que tenía Eric Rohmer, que en muchas ocasiones, con la cámara fija en un sitio, deja a los personajes hablar y moverse, invitándonos a entrar en su universo. La película es de 1983, pero podía ser perfectamente de 1973 o de 1963, porque se centra en el diálogo y en las actuaciones con gran sencillez, despojando a la acción de artificios pirotécnicos suplerfuos.
Nada más comenzar la proyección de Pauline en la playa nos podemos dar cuenta de que no se trata de una película americana. En primer lugar, porque hablan continuamente en francés, y en segundo lugar por la forma de dirigir que tenía Eric Rohmer, que en muchas ocasiones, con la cámara fija en un sitio, deja a los personajes hablar y moverse, invitándonos a entrar en su universo. La película es de 1983, pero podía ser perfectamente de 1973 o de 1963, porque se centra en el diálogo y en las actuaciones con gran sencillez, despojando a la acción de artificios pirotécnicos suplerfuos.
Después de ver Pauline en la playa uno puede llegar a la conclusión de que las francesas son fáciles. Cuando hace años veía a las jóvenes francesas jugar al voleibol en la playa haciendo top-less pensaba en lo que le costaría a los mozalbetes parisinos ver ese espectáculo en su ciudad, durante los inviernos lluviosos, pero en Pauline en la playa las mujeres son conquista fácil de ligonzuelos de playa como Henry o Sylvain. Únicamente Pierre, el que tiene un concepto más serio del amor, se queda a dos velas. Quizá la deducción más acertada que se pueda realizar de este Proverbio de Eric Rohmer sea que cuando te tomas el amor muy en serio te cuesta ligar.