La memoria de los sábados y los peces

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La memoria de los sábados y los peces.


Publicado en Con los ojos cerrados y el corazón abierto, En la retina... con etiquetas Abd el-Krim, Alzheimer, comunistas, desastre de annual, fascismo, Franco, Guerra civil, Marruecos, memoria, Pérez-Reverte, peces, Riff el 24 julio 2011 por jdcuenca

Estos días vienen cargados de memoria. De memoria que se acumula. De memoria desgastada. De memoria que nos define. De memoria afortunada. De memoria necesaria. De memoria silenciada. De memoria que nos olvida a veces, que nos abandona o a la que desamparamos sin pensar. Lo mejor de la memoria que se queda resulta útil como un espejo, lo peor de la memoria que se olvida es que nos obliga inevitablemente a tropezar con nosotros mismos y los demás, y a veces, nos regresa como esclavos a nuestros primeros días de existencia. La memoria es también como una verdad, que escandaliza como la luz hiere los ojos del que vive habituado a la oscuridad.

Esta semana comenzó con un lunes, como tiene que ser, que nos recordaba un sábado de hace setenta y cinco años en el que los extremos volvieron a juntarse para regalarle a este país un billete al infierno más cruel, el de una guerra incivil que no nos bastó a los españolitos para enterrar el odio que sobró. Lo que vino después, ya se sabe, aunque cada uno la cuenta como le parece o le conviene. Siempre hubo y habrá vencedores y vencidos, supervivientes y muerte, exilios y reencuentros, pero no siempre habrá memoria suficiente para recordarlo.

Ayer sábado nos transportó a otro sábado de hace noventa años, enterrado en la memoria del olvido de una España que se desangraba y se desangra en su decadencia. Lo bautizaron como el Desastre de Annual. Miles de soldados españoles forzados y redimidos –esto es, rescatados o sacados de la esclavitud (llamémosle hambre o pobreza) mediante precio (llamémosle “comida o sueldo”)- fueron abandonados a su suerte y a su muerte por la ineptitud política y militar frecuente de aquellos años frente a decenas de miles de riffeños dirigidos por Abd el-Krim que luchaban por su tierra. Recomiendo en este punto la lectura de un artículo de Arturo Pérez-Reverte llamado “Una tragedia española” (http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/610/una-tragedia-espanola/).

Pero mucho más allá de la memoria de la historia y la intrahistoria, quería hablar hoy de algo que no me abandona últimamente, la memoria individual, esa que nunca aparece en los libros. Esa que nos hace quienes somos, que forja nuestra existencia, la que nos hace reales. Me asaltan durante el último tiempo noticias de personas cercanas a quien el alzheimer u otras patologías análogas que merman el estado cognitivo están dejando cuerpos abandonados a su suerte y a su muerte, como un desastre de Annual personalísimo donde al intentar la retirada al estilo parto, el caos, la renuncia y la soledad más infinita te cubren como una tormenta de desierto para convertirte y sucumbir en un espectro, una sombra, un objeto inanimado que no cuenta ya sus horas y desconoce la esperanza de un mañana y el refugio de un ayer, y en el que la vida no la rigen la voluntad ni la intención sino que se convierte en una cuestión de nervios, de fibras, de células lentamente formadas y pronto moribundas en las cuales ya no existe el pensamiento, ni los sueños, ni el recuerdo ni la pasión. Y es que no hay peor enfermedad que aquella que no se siente, y no hay peor vida que aquella que no se es consciente que se está viviendo ni abandonando. Para todos ellos y sus familias: paz.
«Las cargas del Gan» de Ferrer-Dalmau

«Las cargas del Gan» de Ferrer-Dalmau

Alois Alzheimer



Posdata: sobre los peces, he descubierto hoy que es falso eso que dicen sobre su memoria cuya duración se estimaba en tres segundos. Un grupo de científicos que no tenían otra cosa que hacer ni nada más ameno en lo que emplear los fondos de los que viven, han descubierto que los peces pueden mantener recuerdos hasta cinco meses después. Enhorabuena a los peces, y maldito el tiempo que se escapa.