Cambia tu manera de pensar para que cambie tu manera de vivir.


Cambia tu manera de pensar para
que cambie tu manera de vivir. - San Pablo [Rm 12,2]




Cambia tu piloto automático. Para cambiar tu vida debes cambiar tu manera de pensar. Detrás de todo lo que haces hay pensamientos. Toda conducta es motivada por una creencia y toda acción es incitada por una actitud. Dios reveló esto miles de años antes de que los psicólogos lo entendieran: “Tengan cuidado de cómo piensan; la vida es modelada por sus pensamientos”.

Imagina un paseo en un bote con motor en un lago, con el piloto automático puesto en dirección hacia el este. Si decides dar vuelta atrás y dirigirte al oeste, tienes dos posibles maneras de cambiar el rumbo del barco. Una es tomar el timón y físicamente obligarlo a que se dirija en la dirección opuesta a la que señala el programa del piloto automático. A pura fuerza de voluntad podrías vencer al piloto automático, pero sentirías la resistencia todo el tiempo. Finalmente tus brazos se cansarían de la tensión, soltarías el timón y el barco retomaría inmediatamente el rumbo en dirección al este, de acuerdo con su programación interna.

Esto es lo que sucede cuando tratas de cambiar tu vida a fuerza de voluntad. Dices: “Me obligaré a comer menos... haré más ejercicio. Dejaré de ser desorganizado y de ser impuntual”. Sí, tu fuerza de voluntad puede producir un cambio a corto plazo, pero crea una tensión interior constante porque no has tratado la causa desde su raíz. El cambio no se siente como algo natural, así que finalmente te rendirás, abandonarás la dieta, y dejarás de hacer ejercicios. Rápidamente volverás a tus viejos patrones.

Hay una mejor y más fácil manera. Cambia el piloto automático: tu manera de pensar. La Biblia dice: “Dejen que Dios los transforme en una nueva persona, cambiando su forma de pensar”. El primer paso en el crecimiento espiritual es empezar por cambiar la manera de pensar. El cambio siempre comienza en la mente. La manera en que pienses determinará cómo te sientes, y cómo te sientes influirá en cómo actúas. Pablo dijo: “Debe haber una renovación espiritual de sus pensamientos y actitudes”.

Para ser como Cristo debes desarrollar en ti su mente. El Nuevo Testamento llama a este cambio mental arrepentimiento, que en el griego literalmente significa “cambiar tu mentalidad”. Te arrepientes siempre que cambias tu manera de pensar y adoptas la manera de pensar de Dios: con respecto a ti mismo, al pecado, a Dios, a otras personas, a la vida, a tu futuro, y a todo lo demás. Asumes la actitud de Cristo y su perspectiva.

Se nos manda que pensemos “del mismo modo en que pensaba Cristo Jesús”. Este mandamiento tiene dos facetas. La primera faceta de este cambio mental consiste en dejar de los pensamientos inmaduros, que son egoístas. La Biblia dice: “Dejen de pensar como los niños. Sean niños en la malicia, pero sean adultos en su forma de pensar”. Los niños son por naturaleza completamente egoístas. Sólo piensan en sí mismos y en sus propias necesidades. Son incapaces de dar; sólo pueden recibir. Tienen una manera de pensar inmadura. Por desgracia, muchas personas nunca de desarrollan más allá de ese nivel. La Biblia dice que esta manera egoísta de pensar es el origen de conductas pecaminosas: “Los que viven siguiendo sus egos pecaminosos sólo piensan en las cosas que su ego pecaminoso desea”.

La segunda faceta para pensar como Jesús consiste en que empieces a meditar con madurez, enfocándote en otros, no en ti mismo. En su gran capítulo sobre el amor verdadero, Pablo concluyó que pensar en los demás era la señal de madurez: “Cuando yo era un niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño”.

En la actualidad, muchos suponen que la madurez espiritual se mide por la cantidad de información bíblica y doctrina que uno sepa. Si bien el conocimiento es una medida de la madurez, no es todo lo que se necesita. La vida cristiana es mucho más que credos y convicciones; incluye conducta y carácter. Nuestros hechos deben ser congruentes con nuestros credos, y nuestras creencias deben ser respaldadas con una conducta semejante a la de Cristo.

El cristianismo no es una religión, ni una filosofía, sino una relación y un estilo de vida. El centro de ese estilo de vida en pensar en los demás, como lo hizo Jesús, en lugar de pensar en nosotros mismos. La Biblia dice: “Nosotros debemos pensar en el bien de ellos e intentar ayudarlos haciendo lo que les agrada. Ni siquiera Cristo intentaba agradarse”.

Pensar en los demás es la esencia de ser semejantes a Cristo y la mejor evidencia del crecimiento espiritual. Esta manera de pensar es antinatural, va en contra de nuestra cultura, es rala y difícil. Afortunadamente tenemos ayuda: “Dios nos ha dado su Espíritu. Por eso nosotros no pensamos igual que las personas de este mundo”. En los siguientes capítulos miraremos las herramientas que el Espíritu Santo usa para ayudarnos a crecer.

PENSANDO EN MI PROPÓSITO

Punto de reflexión: Nunca es demasiado tarde para empezar a crecer.

Versículo para recordar: “Cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir; lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto”. Romanos 12:2 (DHH)

Pregunta para considerar: ¿Cuál es una de las áreas donde necesito dejar de pensar a mi manera y comenzar a pensar a la manera de Dios?

TEXTO TOMADO DEL BLOG:

La Paradoja del 21 de octubre de 2011

(Ésta es la trancripción de mi participación en el Segundo Encuentro para Celebrar el Ingenio de Martin Gardner y Jaime Poniachik.)

Mi charla de hoy se titula "La Paradoja del 21 de octubre de 2011". Obviamente, voy a hablarles de una paradoja, pero antes, si me permiten, haré una pequeña introducción.

Una de las intenciones de este encuentro es recordar a Jaime Poniachik... En lo personal, con Jaime compartíamos el gusto, el disfrute por el personaje de Sherlock Holmes, el detective de ficción creado por Arthur Conan Doyle.

En una época, Jaime tenía, colgados en su casa, cuadritos con frases extraídas de los relatos de Holmes. Frases, por supuesto, todas ellas con alguna vuelta paradójica, ingeniosa o acertijera. Una de esas frases, que recuerdo bien, decía: "¡Bravo, esto se complica!".

Y ese "¡Bravo, esto se complica!" resume una buena parte del espíritu acertijero. Es una exclamación que dice: "Bravo, esto es un desafío", "Bravo, esto me obliga a esforzarme, a buscar, a intentar nuevos métodos". Pero también, el "¡Bravo, esto se complica!" se relaciona con el pensamiento del degustador de paradojas.

La palabra "paradoja" tiene diferentes acepciones (véase en este enlace), pero en cualquiera de ellas una paradoja se relaciona siempre con la idea de ruptura (de hecho, etimológicamente, la palabra "paradoja" viene del griego para doxa, que significa "fuera de la ortodoxia"). En una paradoja, la lógica, el lenguaje o la intuición son llevados a un punto extremo, un punto en el que ya no se sabe qué es verdad o es mentira.

Una paradoja suele ponernos frente a una situación en la que aquello que creíamos que era verdadero parece ser falso, o lo que creíamos falso parece ser verdadero. Pero, lejos de sentirse incómodo ante esta circunstancia, el degustador de paradojas disfruta de la situación y exclama "¡Bravo, esto se complica!".

Por ese motivo, en esta charla no sólo voy a contarles una paradoja, sino que también les plantearé un problema. La paradoja encerrará en sí misma un problema. Y de ese problema, no voy a darles la solución, sino solamente el planteo. Porque no busco que se vayan con la relajación del problema resuelto, sino con la tensión del problema sin resolver, con la sensación del "¡Bravo, esto se complica!".

Pero todavía antes de llegar a la paradoja, necesito hacer una pequeña aclaración técnica. Muchas veces, en Lógica, se estudian los llamados enunciados condicionales, es decir, oraciones que tienen la estructura "Si ... entonces ...". Por ejemplo, "Si Napoleón era inglés entonces la capital de Brasil es Montevideo". A la primera parte de la oración, "Napoleón era inglés", se la llama el antecedente de la afirmación. A la segunda parte, "La capital de Brasil es Montevideo", se llama el consecuente.

Ahora bien, un principio de la Lógica dice que si en una afirmación condicional el antecedente es falso entonces la afirmación completa es verdadera (independientemente de lo que suceda con el consecuente). Por ejemplo, dado que es falso que "Napoleón era inglés" entonces la afirmación completa "Si Napoleón era inglés entonces la capital de Brasil era Montevideo" es verdadera.

Vayamos, ahora sí, a la paradoja. La paradoja se titula "del 21 de octubre de 2011" por un doble motivo. Por una parte, porque la estoy contanado el día de hoy, 21 de octubre de 2011 [día del Encuentro], sino también porque incluye esa fecha en su enunciado.

La paradoja se basa en la oración: "Si el 21 de octubre de 2011 es sábado entonces el 22 de octubre de 2011 es lunes".

La pregunta es: ¿la oración es verdadera o falsa?

Veamos, el 21 de octubre de 2011 es viernes, no sábado. El antecedente de la afirmación es falso, por lo tanto, el principio de la Lógica que antes mencionaba nos dice que la afirmación es verdadera.

Pero, por otra parte, la lógica del calendario nos dice que si "el 21 de octubre de 2011 es sábado" entonces, el 22 de octubre de 2011 (el día siguiente) es domingo, no lunes. Por lo tanto, la lógica del calendario nos dice que la afirmación es falsa.

He ahí la pardoja: tenemos una afirmación que es, al mismo tiempo, verdadera y falsa. Y he ahí también el problema, que consiste en determinar cuál de las dos alternativas es la correcta: ¿la afirmación es verdadera... o es falsa?

Como dije antes, no voy a dar la solución del problema. Los invito solamente a que miren atentamente la afirmación "Si el 21 de octubre de 2011 es sábado entonces el 22 de octubre de 2011 es lunes" y que exclamen conmigo "¡Bravo, esto se complica!".

Muchas gracias.

[La imagen está tomada de http://juegosdeingenio.org/]