Se es de donde se es


Está bien eso de vagar un martes de enero por la sierra mandrileña. Tras horas de caminata bajo un sol invernal y distante, que apenas calienta o ilumina, me topé con un vejete tocado únicamente con una barretina, que rodaba semi-alegre en su bicicleta. Me sorprendió sobremanera el atuendo, por lo que me dispuse a romper el hielo. Descartando toda conversación sobre los chinos y su extraño mundo de restaurantes y tiendas de textiles (nunca mosquees a un catalán mentándole la desleal competencia), de frutos secos (por cuestiones alérgicas) y de todo a 100, me decanté por un respetuoso:


- ¡Buenos días!. ¿Es esa barretina de invierno?
A lo que el deportivo anciano me respondió:
- Efectivamente, aunque me la tejió mi mamá durante la Semana Trágica.

Insistí:
- ¿De dónde es usted, alegre carcamal?
Y el ciclista ancestral repuso:
- ¿Cómo que de dónde soy? Se es de donde se es.

NOTA: el vejestorio rodante iba tocado únicamente con una barretina de lana virgen extra, pero el resto de su atuendo resultaba estrambótico. Tanto que no me pararé en describirlo aquí.