El humo de Satanás

Sería más fácil mirar para otro lado y no decir nada pero algo hay que decir. No hace falta repetir otra vez lo que los medios vienen vociferando hasta el hartazgo desde hace poco más de una semana, regodeándose en cada detalle que se conoce, y cuanto más truculento sea, mejor.
No podemos negar la realidad que nos golpea y avergüenza como tampoco podemos dejar de espantarnos por el horror de las noticias que hemos conocido. Lo sucedido en el instituto "Antonio Próvolo" de Mendoza, y cuyas víctimas han sido niños sordomudos y con retraso madurativo, es simplemente satánico. Solamente el Ángel Caído puede provocar que sacerdotes de Cristo sean capaces de tanta maldad y perversión.
Con respecto a los otros casos que involucran a dos sacerdotes del clero secular -uno de la diócesis de San Isidro y otro de la de San Rafael- no hay mucho para decir. Basta escuchar los audios que se filtraron para ser conscientes de la profundidad de la herida del pecado original.
Desde el año 2008 comenzamos a advertir en este blog sobre quién era en realidad Carlos Buela y comenzamos a alertar acerca de la situación en el IVE. Los hechos, lamentablemente, son mucho más graves y dolorosos que lo que pensábamos. Ya se dijo de un modo definitivo y para que no quepan dudas: el P. Carlos Buela es “para la Iglesia, y desde hace tiempo, culpable”. Lo admitió a los medios gráficos el vocero del obispado de San Rafael, sede en la cual se instruyó el proceso. Y fue hallado culpable de abuso psicológico y abuso sexual perpetrado contra jóvenes sacerdotes. 
Si bien era este un hecho conocido aunque negado por muchos, lo que no se sabía es que otros miembros del mismo instituto estaban también acusados e investigados por abuso sexual no ya contra sacerdotes mayores de edad sino contra niños del seminario menor. Quien habló con los medios fue  una de las víctimas y que se vio obligada también a responder las mentiras con que las autoridades de ese instituto siguen intentando encubrir los hechos. 
Yo doy testimonio de numerosas familias que dejaron sus hogares, sus trabajos y sus bienes, y emigraron a San Rafael para vivir cerca del santón y sus acólitos. Y la mayoría de ellas entregaron al IVE algo mucho más valioso: sus propios hijos e hijas que ingresaron a la vida religiosa. Ahora descubrimos que algunos de ellos fueron abusados. Yo doy testimonio de la rectitud y justicia de esos matrimonios que creyeron en la palabra de Buela.  Y me pregunto ahora ¿cómo hacen para seguir?
Pero lo que más enardece es la red de complicidad y encubrimiento que se creo para mantener ocultos todos estos casos. Es imposible que los superiores de la famosa “Finca” no supieran nada sobre los crímenes del Fundador -me consta que lo sabían-, y es imposible que no supieran lo que estaba ocurriendo en el seminario menor. Y, sin embargo, el Consejo General ("los Eternos") y el padre provincial en Argentina siempre se preocuparon de silenciar la situación, y de acusar y perseguir a los que se animaban a  hablar. 
Es difícil creer el cinismo demostrado por sacerdotes que respondían a través de internet acerca de cualquier tema que se les preguntaba y escribían un libro titulado La trampa rota. El problema de la adicción sexual, encubrían al mismo tiempo las atrocidades que se cometían a su lado, arruinando para siempre la vida de niños y jóvenes.
Nadie puede dudar de la generosidad y entrega de cientos de sacerdotes y religiosas del IVE que arriesgan su vida en Siria, se consumen de calor en Túnez o de malaria en Papúa, o que se entregan noche y día al cuidado de inválidos y dementes; de ancianos y de huérfanos. Son ellos, justamente, quienes no merecen lo que ocurrió, lo que está ocurriendo y lo que ocurrirá en el futuro con “la congre”, porque la caja de Pandora recién se destapa.

En fin, estos sucesos me lleva a pensar si no habrá sido éste el humo de Satanás que el Papa Pablo VI vio filtrarse en la Iglesia.