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El gol más hermoso del mundo


Nunca he sido un goleador, jugando al fútbol. Siempre he bregado en puestos defensivos, normalmente en algunos de los puestos laterales, pues aunque soy bastante alto siempre he jugado con algún mostrenco que podía ocupar la posición de central. Y casi todos los goles que he marcado han sido bastante feos, exceptuando uno que metí de cabeza cuando era joven.

Por eso cuando este fin de semana el Real Madrid ganó en La Coruña tras 19 años de sequía y gracias a la genialidad de Guti con los tacones volví a recordar no ya un gol mío sino el gol más hermoso que he visto en un campo de fútbol. Y no se trató de aquel gol que marcó Raul en el Vicente Calderón después de regatearse a toda la defensa colchonera. Ese gol no tuvo importancia. Me refiero al gol de Onésimo contra el Mallorca en la promoción de ascenso a Primera 1996, aquella eliminatoria que enfrentó según la prensa mallorquina a la isla más rica de Europa contra el barrio más pobre de Madrid.

El Mallorca llevaba 18 partidos sin perder. Había ganado en el partido de ida 1-0. En Vallecas, aquella tarde de junio de 1996 se había adelantado el Rayo con gol de Guilherme, nivelando la eliminatoria, pero en el 24 nuestro portero nigeriano Wilfred Agbonavbare fue expulsado por tocar el balón con la mano fuera del área. Y 5 minutos más tarde el Torito Aquino, un futbolista argentino determinante en el esquema del Rayo, resultó lesionado. Se necesitaba un gol más para seguir en primera, y se tendría que lograr en inferioridad numérica. En el minuto 65 el mallorquinista Maqueda estrellaba el balón contra el larguero, tras superar por alto una salida alocada del guardameta Abel.

Pero llegó el momento para la genialidad. Se estaba agotando el tiempo del partido. A falta de 9 minutos un pase de 50 metros del gaditano Antonio Calderón, y Onésimo Sánchez, que se va por la izquierda y tras dejar botar la pelota y de un solo toque con su pie derecho conecta una suave vaselina que se cuela en la portería del desesperado Mallorca. A los dos (Calderón y Onésimo) me los encontré aquella misma noche mientras festejábamos la victoria y la permanencia en la máxima categoría, no en la fuente de la Asamblea como se hace ahora, sino en la fuente de Atocha (Glorieta de Carlos V), la primera fuente en el Paseo del Prado, antes de llegar a la colchonera Neptuno y a la merengue Cibeles.

Es curioso contemplar como el Chincheta, el máximo exponente del fútbol de Salón, el ser humano que mejor he visto regatear en el mundo entero, marca su mejor gol en una jugada en la que solo conectó una vez su pie derecho con el balón. Lo habitual era verle regatear una y otra vez a la defensa contraria, con el balón soldado a sus pies.

En el día de hoy ha pasado a
entrenar al Real Valladolid tras el cese de Mendilíbar. Mucha suerte para un jugador que le dio mucha gloria al Rayo, aquella calurosa tarde de julio.

Para recordar ese día, consultad como lo contó
ABC y el Mundo Deportivo (ambos de forma muy sosa).



ACTUALIZADO:

Los dos primeros goles de este video son los de Guilherme y Onésimo en aquella tarde inolvidable. Minuto 81, estábamos desahuciados y entre Calderón y el Chincheta nos sacaron del hoyo.



El chico que soñaba con un quinto piso y un ascensor averiado.


He terminado de leer la traducción española del best-seller “Män som hatar kvinnor”. Aquí lo han titulado “Los hombres que no amaban a las mujeres” aunque hubiera sido mucho más descriptivo utilizar la traducción literal del sueco y haberlo llamado “Los hombres que odiaban a las mujeres”, como se ha hecho por ejemplo en la versión portuguesa. Los ingleses han llegado mucho más lejos y han titulado “The girl with the dragon tatoo”, que es similar a traducir la película “Star Wars” como “El Wookiee con malas pulgas”. Además, titular “los hombres que no amaban a las mujeres” puede llamar a error, llevando a pensar en homosexuales y no en misóginos, como quería en realidad hacer el autor, Stieg Larsson. Aunque podemos dar las gracias, siendo como son los españoles, que no les haya dado por titular "El portero tiene caspa". El muchacho le daba mucho al cigarrillo y a la comida basura y falleció subiendo las escaleras de su edificio un día que el ascensor se había averiado, al estilo de las muertes absurdas que apasionan a Javier Marías.

La novela engancha, que es lo que se le pide a este tipo de productos policiacos. Tenía ganas de leerla para sumergirme en el ambiente sueco en el que pensaba se desarrollaría la novela. Aunque prefiero quedarme con Andrea Camilleri y su saga sobre el inspector Montalbano, porque de momento me satisface más leer sobre el sibarita comisario degustando pescados frescos delicadamente cocinados y deliciosos platos típicos sicilianos, siempre bien regados con buen vino del terruño, antes que leer sobre esos tipos raritos suecos, con sus mubles de Ikea, sus pasteles de panceta con mermelada de arándanos, su glögg navideño y sus asquerosos vinos calientes y especiados. Ahora voy a comenzar “Las alas de la Esfinge” de Camilleri (al que alternaré con el libro sobre el Día D de Antony Beevor).

En cualquier caso, hablando de odios, tengo que desenterrar aquí el que me vienen profesando últimamente panameños y afines, a raíz de un post escrito en este blog de la serie “países que me caen gordos”.
Algunos panameños, haciendo gala de un nacionalismo pueril, habían proferido amenazas contra mi persona y también en cierta medida contra la persona del Pitxi (aunque ya sabéis que el Pitxi no se mete nunca con nadie) y eventualmente contra el resto de colaboradores y lectores eventuales del blog. Hemos dado temporalmente de baja ese post sobre Panamá y otro más sobre Escocia. De momento el de Francia y el Kosovo de la misma serie los he mantenido porque es harto conocido que franceses y albano-kosovares son gentes bonancibles y de costumbres moderadas. Muchos panameños que han visitado el blog en cambio, han demostrado tener pésima ortografía, nulos conocimientos de la historia de su propio país, por no decir del resto de América o del planeta en general, y un humor de perros.
¿Qué esperaría encontrarse el fulano que reconocía que había aterrizado en el blog buscando en google “panamá es una mierda”? Con el post panameño por un lado quería subrayar el origen de este país prefabricado por los intereses yankees en la zona, y por otro aumentar las visitas al blog desde este país centroamericano. Ambos objetivos han sido ampliamente cumplidos, pero no tengo nada contra los panameños en general, ni odio a este país. Simplemente me cae gordo. Algunos comentarios me acusaban de fomentar el odio entre países, cuando aprovechaban para cargar contra mi país o contra sus países vecinos. Una sueco-panameña (desconocía la existencia de productos tan exóticos) llegaba al extremo de cargar contra el artículo diciendo que, de los países “ninguno es perfecto n isiquiera mi país natal que por querer paz en el mundo ahora son el refugio de muchos inmigrantes que dañan el país con sus malianterias”. Otros panameños, germano-panameños y useño-panameños cargaban contra indios en general, del país o foráneos, ecuatorianos en general, costarricenses y colombianos.

Por todo ello, y demostrado que el post realmente estaba fomentando el odio entre naciones (dado que a esta buena gente le han entrado unas ganas tremendas de partirle la cara a nacionales de países vecinos, compatriotas que de otras etnias o a inmigrantes dañan sus países de acogida con sus malianterías”), y antes de que comiencen las auto-inmolaciones y el boicot a los productos que exportamos al Panamá (principalmente embarcaciones y cosméticos) he decidido realizar un ejercicio de responsabilidad, no escuchar nunca más a Federico y abandonar la serie “países que me caen gordos” y sustituirla por otra que se va a titular “Panamá mola”. Y es una lástima, porque tenía en mente algunos subproductos que podrían haber recibido nombres tan sugerentes como “Provincias que me caen gordas”. Algún día puede que alguno de los innumerables monos que aporrean eternamente máquinas de escribir complete este incomprensible vacío en la literatura.

This is Shit!

No se trata del último docu-drama sobre la vida de Michael Jackson, presunto padre de Prince Michael Pelao III. Ni de lo que se les pasa por la cabeza a los panameños cuando acceden a este blog. Ni siquiera se trata de unas declaraciones salidas de todo de Jarvis Cocker en los British Awards del 96. Realmente es lo que pensó Florentino Pérez durante el partido de Copa que anoche enfrentó al Alcorcón, equipo de Segunda B, y al Real Madrid, con un presupuesto casi 400 veces mayor. Pelelegrini no se comerá el turrón...

¿Por qué me gusta el fútbol? Porque es posible que un equipo amateur derrote al equipo con más estrellas del mundo, en el que Florentino ha gastado muchos millones de euros. Este deporte lo puede practicar cualquiera, basta una pelota, no se precisan caras equipaciones. Y a un partido cualquiera puede ganar. La desgracia es que los equipos poderosos a la larga terminan dejando atrás a los pobres. Compran a sus jugadores, priman a sus rivales...


Puede que el próximo fichaje de campanillas del Madrid sea Borja Pérez. Me refiero al delantero del Alcorcón, no a éste: