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FAKEbook, de qué va eso

Me encuentro a disgusto en el invento ese del FACEbook. Tengo pocos amigos, y estos tienen centenares. Me encuentro como en una fiesta multitudinaria, en las cuales acustumbro a quedarme en un rincón bebiendo a gollete y zampando entremeses sin recato. Fiestas de esas en las que cuando me cruzo con algún amigo le doy la brasa sin parar, siempre con el temor de que no me haga caso y se marche a hablar con otros. Si pienso en hacer algún chiste o comentario, se me ocurre que quizá nadie se ría o me escuche y me quedo en silencio. Visto desde esta perspectiva, tener facebook es lo más parecido a sufrir un ataque de hemorroides.

Además siempre pienso que alguna mafia de delincuentes, salteadores de caminos o de panameños nacionalistas irredentos (o de alguna combinación de los anteriores) pueda conocer mis rutinas diarias o de vacaciones y secuestrarme, violarme, hacerme daño a mi o a mi familia o amigos o matar ritualmente gallinas delante de la puerta de mi casa.

Por no decir de la posibilidad de que alguien suplante mi personalidad facebook y me deje sin mujer, amigos, familiares, trabajo, insulte a mis conocidos o jefes en mi lugar, o manifieste gustos que no casan con los míos.

Por no decir nada de los grupos chorras que inundan esa red social, del tipo: "Yo también quiero que Ramoncín luche contra la piratería en Somalia" o "mi madre también dice "como vaya yo y lo encuentre... ¡y lo encuentra!". ¿En qué clase de retrasados nos estamos convirtiendo?.

Probé con otras redes sociales, pero me encuentro muy mayor para twenti, y en twitter me reventaba el sistema tras darme de alta como seguidor de Arturo Pérez Reverte y Fernando Sánchez Dragó.

A ver si veo ya la película esa "La red social" (me la pasó Pitxi) y le encuentro el truco a esto.

La enfermedad como estado de ámimo


Escribo en estado griposo.

Las fiestas navideñas comenzaron con un Chuso en pleno estado de forma, capaz de beberse un nabucodonosor, engullirse no ya un asado, sino la vaca al completo y fumarse varios habanos, pero una mala gripe con complicaciones gastrointestinales me han convertido en la ruina que soy ahora. Paradojas que puede causar un gastrovirus; ahora tengo la nevera llena y el estómago vacío.


Al marcharme del trabajo dejé encargado que le dijeran a los jefes que iba a mantener línea abierta con ellos por si necesitaban algo.


Tendré mi línea abierta 24 horas, dije.

Pago cierta cantidad a unos tipos precisamente para que mantengan mi línea abierta. Espero de ellos que cumplan y así lo hagan. Otra cosa es que cuando llamen no me ponga al teléfono por estar dormido o muy cansado o haciendo otra cosa o en otra habitación. O lo mismo me pongo para mandarles directamente al carajo. Pero la línea permanecerá abierta. Siempre que no se produzca una interrupción por problemas técnicos, o porque se me acabe la batería, o porque apague el maldito móvil para descansar un poco.

Para un enfermo solo existe el hoy y el ahora. Debe de ser porque el enfermo, en su enfermedad, no piensa que pueda durar mucho, y mira con desprecio a los sanos que se afanan en buscarse ocupaciones para el año que viene. Por mi parte el resto del mundo puede entrar alegremente en 2011, a ver que se encuentran. Yo permaneceré en 2010, enfermo y cabreado.