Lepanto


El día de hoy, festividad de Nuestra Señora del Rosario, se celebra la victoria de los ejércitos cristianos sobre los infieles musulmanes en la batalla de Lepanto.
Un amigo me ha acercado la bellísima poesía de Chesterton que conmemora el hecho, recitada como seguramente lo hacía nuestra amigo el Gordo junto con nuestro otro amigo Belloc, en alguna posada frente a una buena pinta de cerveza.
Aquí pueden escuchar el recitado, y les copio el texto inglés y la traducción castellana.

Blancos los surtidores en los patios del sol;

El Sultán de Estambul se ríe mientras juegan.

Como las fuentes es la risa de esa cara que todos temen,

Y agita la boscosa oscuridad, la oscuridad de su barba,

Y enarca la media luna sangrienta, la media luna de sus labios,

Porque al más íntimo de los mares del mundo lo sacuden sus barcos.

Han desafiado las repúblicas blancas por los cabos de Italia,

Han arrojado sobre el León del Mar el Adriático,

Y la agonía y la perdición abrieron los brazos del Papa,

Que pide espadas a los reyes cristianos para rodear la Cruz.

La fría Reina de Inglaterra se mira en el espejo;

La sombra de los Valois bosteza en la Misa;

De las irreales islas del ocaso retumban los cañones de España,

Y el Señor del Cuerno de Oro se está riendo en pleno sol.
White founts falling in the Courts of the sun,

And the Soldan of Byzantium is smiling as they run;

There is laughter like the fountains in that face of all men feared,

It stirs the forest darkness, the darkness of his beard;

It curls the blood-red crescent, the crescent of his lips;

For the inmost sea of all the earth is shaken with his ships.

They have dared the white republics up the capes of Italy,

They have dashed the Adriatic round the Lion of the Sea,

And the Pope has cast his arms abroad for agony and loss,

And called the kings of Christendom for swords about the Cross.

The cold queen of England is looking in the glass;

The shadow of the Valois is yawning at the Mass;

From evening isles fantastical rings faint the Spanish gun,

And the Lord upon the Golden Horn is laughing in the sun.

***
Laten vagos tambores, amortiguados por las montañas,

Y sólo un príncipe sin corona, se ha movido en un trono sin nombre,

Y abandonando su dudoso trono e infamado sitial,

El último caballero de Europa toma las armas,

El último rezagado trovador que oyó el canto del pájaro,

Que otrora fue cantando hacia el sur, cuando el mundo entero era joven.

En ese vasto silencio, diminuto y sin miedo

Sube por la senda sinuosa el ruido de la Cruzada.

Mugen los fuertes gongs y los cañones retumban,

Don Juan de Austria se va a la guerra.

Forcejean tiesas banderas en las frías ráfagas de la noche,

Oscura púrpura en la sombra, oro viejo en la luz,

Carmesí de las antorchas en los atabales de cobre.

Las clarinadas, los clarines, los cañones y aquí está él.

Ríe Don Juan en la gallarda barba rizada.

Rechaza, estribando fuerte, todos los tronos del mundo,

Yergue la cabeza como bandera de los libres.

Luz de amor para España ¡hurrá!

Luz de muerte para África ¡hurrá!

Don Juan de Austria

Cabalga hacia el mar.

***
Dim drums throbbing, in the hills half heard,

Where only on a nameless throne a crownless prince has stirred,

Where, risen from a doubtful seat and half attainted stall,

The last knight of Europe takes weapons from the wall,

The last and lingering troubadour to whom the bird has sung,

That once went singing southward when all the world was young.

In that enormous silence, tiny and unafraid,

Comes up along a winding road the noise of the Crusade.

Strong gongs groaning as the guns boom far,

Don John of Austria is going to the war,

Stiff flags straining in the night-blasts cold

In the gloom black-purple, in the glint old-gold,

Torchlight crimson on the copper kettle-drums,

Then the tuckets, then the trumpets, then the cannon, and he comes.

Don John laughing in the brave beard curled,

Spurning of his stirrups like the thrones of all the world,

Holding his head up for a flag of all the free.

Love-light of Spain--hurrah!

Death-light of Africa!

Don John of Austria

Is riding to the sea.

***
Mahoma está en su paraíso sobre la estrella de la tarde

(Don Juan de Austria va a la guerra.)

Mueve el enorme turbante en el regazo de la hurí inmortal,

Su turbante que tejieron los mares y los ponientes.

Sacude los jardines de pavos reales al despertar de la siesta,

Y camina entre los árboles y es más alto que los árboles,

Y a través de todo el jardín la voz es un trueno que llama

A Azrael el Negro y a Ariel y al vuelo de Ammon:

Genios y Gigantes,

Múltiples de alas y de ojos,

Cuya fuerte obediencia partió el cielo

Cuando Salomón era rey.

***
Mahound is in his paradise above the evening star,

(Don John of Austria is going to the war.)

He moves a mighty turban on the timeless houri´s knees,

His turban that is woven of the sunsets and the seas.

He shakes the peacock gardens as he rises from his ease,

And he strides among the tree-tops and is taller than the trees;

And his voice through all the garden is a thunder sent to bring

Black Azrael and Ariel and Ammon on the wing.

Giants and the Genii,

Multiplex of wing and eye,

Whose strong obedience broke the sky

When Solomon was king.

***
Desde las rojas nubes de la mañana, en rojo y en morado se precipitan,

Desde los templos donde cierran los ojos los desdeñosos dioses amarillos;

Ataviados de verde suben rugiendo de los infiernos verdes del mar

Donde hay cielos caídos, y colores malvados y seres sin ojos;

Sobre ellos se amontonan los moluscos y se encrespan los bosques grises del

mar,

***
They rush in red and purple from the red clouds of the morn,

From the temples where the yellow gods shut up their eyes in scorn;

They rise in green robes roaring from the green hells of the sea

Where fallen skies and evil hues and eyeless creatures be,

On them the sea-valves cluster and the grey sea-forests curl,

***
Salpicados de una espléndida enfermedad, la enfermedad de la perla;

Surgen en humaredas de zafiro por las azules grietas del suelo,-

Se agolpan y se maravillan y rinden culto a Mahoma.

Y él dice: Haced pedazos los montes donde los ermitaños se ocultan,

Y cernid las arenas blancas y rojas para que no quede un hueso de santo

Y no déis tregua a los rumíes de día ni de noche,

Pues aquello que fue nuestra aflicción vuelve del Occidente.

***
Splashed with a splendid sickness, the sickness of the pearl;

They swell in sapphire smoke out of the blue cracks of the ground,--

They gather and they wonder and give worship to Mahound.

And he saith, "Break up the mountains where the hermit-folk can hide,

And sift the red and silver sands lest bone of saint abide,

And chase the Giaours flying night and day, not giving rest,

For that which was our trouble comes again out of the west.

***
Hemos puesto el sello de Salomón en todas las cosas bajo el sol

De sabiduría y de pena y de sufrimiento de lo consumado,

Pero hay un ruido en las montañas, en las montañas y reconozco

La voz que sacudió nuestros palacios -hace ya cuatro siglos:

¡Es el que no dice "Kismet"; es el que no conoce el Destino,

Es Ricardo, es Raimundo, es Godofredo que llama!

Es aquel que arriesga y que pierde y que se ríe cuando pierde;

Ponedlo bajo vuestros pies, para que sea nuestra paz en la tierra.

Porque oyó redoblar de tambores y trepidar de cañones.

(Don Juan de Austria va a la guerra)

Callado y brusco -¡hurrá!

Rayo de Iberia

Don Juan de Austria

Sale de Alcalá.

***
We have set the seal of Solomon on all things under sun,

Of knowledge and of sorrow and endurance of things done.

But a noise is in the mountains, in the mountains, and I know

The voice that shook our palaces--four hundred years ago:

It is he that saith not ´Kismet´; it is he that knows not Fate;

It is Richard, it is Raymond, it is Godfrey at the gate!

It is he whose loss is laughter when he counts the wager worth,

Put down your feet upon him, that our peace be on the earth."

For he heard drums groaning and he heard guns jar,

(Don John of Austria is going to the war.)

Sudden and still--hurrah!

Bolt from Iberia!

Don John of Austria

Is gone by Alcalar.

***
En los caminos marineros del norte, San Miguel está en su montaña.

(Don Juan de Austria, pertrechado, ya parte)

Donde los mares grises relumbran y las filosas marcas se cortan

Y los hombres del mar trabajan y las rojas velas se van.

Blande su lanza de hierro, bate sus alas de piedra;

El fragor atraviesa la Normandía; el fragor está solo;

Llenan el Norte cosas enredadas y textos y doloridos ojos

Y ha muerto la inocencia de la ira y de la sorpresa,

Y el cristiano mata al cristiano en un cuarto encerrado

Y el cristiano teme a Jesús que lo mira con otra cara fatal

Y el cristiano abomina de María que Dios besó en Galilea.

Pero Don Juan de Austria va cabalgando hacia el mar,

Don Juan que grita bajo la fulminación y el eclipse,

Que grita con la trompeta, con la trompeta de sus labios,

Trompeta que dice ¡ah!

¡Domino Gloria!

Don Juan de Austria

Les está gritando a las naves.


***
St. Michaels on his Mountain in the sea-roads of the north

(Don John of Austria is girt and going forth.)

Where the grey seas glitter and the sharp tides shift

And the sea-folk labour and the red sails lift.

He shakes his lance of iron and he claps his wings of stone;

The noise is gone through Normandy; the noise is gone alone;

The North is full of tangled things and texts and aching eyes,

And dead is all the innocence of anger and surprise,

And Christian killeth Christian in a narrow dusty room,

And Christian dreadeth Christ that hath a newer face of doom,

And Christian hateth Mary that God kissed in Galilee,--

But Don John of Austria is riding to the sea.

Don John calling through the blast and the eclipse

Crying with the trumpet, with the trumpet of his lips,

Trumpet that sayeth ha!

Domino gloria!

Don John of Austria

Is shouting to the ships.

***
El rey Felipe está en su celda con el Toisón al cuello

(Don Juan de Austria está armado en la cubierta)

Terciopelo negro y blando como el pecado tapiza los muros

Y hay enanos que se asoman y hay enanos que se escurren.

Tiene en la mano un pomo de cristal con los colores de la luna,

Lo toca y vibra y se echa a temblar

Y su cara es como un hongo de un blanco leproso y gris

Como plantas de una casa donde no entra la luz del día,

Y en ese filtro está la muerte y el fin de todo noble esfuerzo,

Pero Don Juan de Austria ha disparado sobre el turco.

Don Juan está de caza y han ladrado sus lebreles-

El rumor de su asalto recorre la tierra de Italia.

Cañón sobre cañón, ¡ah, ah!

Cañón sobre cañón, ¡hurrá!

Don Juan de Austria

Ha desatado el cañoneo.


***
King Philip´s in his closet with the Fleece about his neck

(Don John of Austria is armed upon the deck.)

The walls are hung with velvet that is black and soft as sin,

And little dwarfs creep out of it and little dwarfs creep in.

He holds a crystal phial that has colours like the moon,

He touches, and it tingles, and he trembles very soon,

And his face is as a fungus of a leprous white and grey

Like plants in the high houses that are shuttered from the day,

And death is in the phial and the end of noble work,

But Don John of Austria has fired upon the Turk.

Don John´s hunting, and his hounds have bayed--

Booms away past Italy the rumour of his raid.

Gun upon gun, ha! ha!

Gun upon gun, hurrah!

Don John of Austria

Has loosed the cannonade.

***
En su capilla estaba el Papa antes que el día o la batalla rompieran.

(Don Juan está invisible en el humo)

En aquel oculto aposento donde Dios mora todo el año,

Ante la ventana por donde el mundo parece pequeño y precioso.

Ve como en un espejo en el monstruoso mar del crepúsculo

La media luna de las crueles naves cuyo nombre es misterio.

Sus vastas sombras caen sobre el enemigo y oscurecen la Cruz y el Castillo

Y velan los altos leones alados en las galeras de San Marcos;

Y sobre los navíos hay palacios de morenos emires de barba negra;

Y bajo los navíos hay prisiones, donde con innumerables dolores,

Gimen enfermos y sin sol los cautivos cristianos

Como una raza de ciudades hundidas, como una nación en las ruinas,

Son como los esclavos rendidos que en el cielo de la mañana

Escalonaron pirámides para dioses cuando la opresión era joven;


***
The Pope was in his chapel before day or battle broke,

(Don John of Austria is hidden in the smoke.)

The hidden room in man´s house where God sits all the year,

The secret window whence the world looks small and very dear.

He sees as in a mirror on the monstrous twilight sea

The crescent of his cruel ships whose name is mystery;

They fling great shadows foe-wards, making Cross and Castle dark,

They veil the plumèd lions on the galleys of St. Mark;

And above the ships are palaces of brown, black-bearded chiefs,

And below the ships are prisons, where with multitudinous griefs,

Christian captives sick and sunless, all a labouring race repines

Like a race in sunken cities, like a nation in the mines.

They are lost like slaves that sweat, and in the skies of morning hung

The stair-ways of the tallest gods when tyranny was young.

***
Son incontables, mudos, desesperados como los que han caído o los que huyen

De los altos caballos de los Reyes en la piedra de Babilonia.

Y más de uno se ha enloquecido en su tranquila pieza del infierno

Donde por la ventana de su celda una amarilla cara lo espía,

Y no se acuerda de su Dios, y no espera un signo-

(¡Pero Don Juan de Austria ha roto la línea de batalla!)

Cañonea Don Juan desde el puente pintado de matanza.

Enrojece todo el océano como la ensangrentada chalupa de un pirata,

El rojo corre sobre la plata y el oro.

Rompen las escotillas y abren las bodegas,

Surgen los miles que bajo el mar se afanaban

Blancos de dicha y ciegos de sol y alelados de libertad.


***
They are countless, voiceless, hopeless as those fallen or fleeing on

Before the high Kings´ horses in the granite of Babylon.

And many a one grows witless in his quiet room in hell

Where a yellow face looks inward through the lattice of his cell,

And he finds his God forgotten, and he seeks no more a sign--

(But Don John of Austria has burst the battle-line!)

Don John pounding from the slaughter-painted poop,

Purpling all the ocean like a bloody pirate´s sloop,

Scarlet running over on the silvers and the golds,

Breaking of the hatches up and bursting of the holds,

Thronging of the thousands up that labour under sea

White for bliss and blind for sun and stunned for liberty.

***
¡Vivat Hispania!

¡Domino Gloria!

¡Don Juan de Austria

Ha dado libertad a su pueblo!


***
Vivat Hispania!

Domino Gloria!

Don John of Austria

Has set his people free!

***
Cervantes en su galera envaina la espada

(Don Juan de Austria regresa con un lauro)

Y ve sobre una tierra fatigada un camino roto en España,

Por el que eternamente cabalga en vano un insensato caballero flaco,

Y sonríe (pero no como los Sultanes), y envaina el acero...

(Pero Don Juan de Austria vuelve de la Cruzada.)


***
Cervantes on his galley sets the sword back in the sheath

(Don John of Austria rides homeward with a wreath.)

And he sees across a weary land a straggling road in Spain,

Up which a lean and foolish knight for ever rides in vain,

And he smiles, but not as Sultans smile, and settles back the blade....

(But Don John of Austria rides home from the Crusade.)

perdona si te di tormentas en un cielo azul














Yobailopogo! 
-Y si te lastimé fue con la flecha que a Cupido le robé-

El desgraciado

por Ludovicus
A pesar del título, no pretendo ofender con una injuria de nuestro hablar coloquial argentino a Bergoglio. Simplemente busco desentrañar un fenómeno intrigante y que da lugar a la popular calificación de jetattore, gafe o piedra: la mala fortuna de quienes rodean, sean personas, proyectos o instituciones, al papa Bergoglio. No condescenderemos a esa superstición, pero tampoco podemos dejar de notar que la persona y la gestión del sujeto están sometidos, quizás por disposición de la
Providencia, a tal sucesión de desgracias que propiamente podríamos llamarlo El Desgraciado o más castizamente, El Malhadado. Desde el reciente fallido plebiscito de Colombia (a veces la democracia consagra el sentido común), hasta el desaire de la Iglesia georgiana; desde las interpretaciones sobre el carácter pacífico del Islam retrucadas con  un terrorismo inusitado o el discurso de Lampedusa al que siguió un incremento brutal de las personas muertas en el mar, los ejemplos podrían multiplicarse. Sin contar el monumental fracaso de las Scholas, su lamentable pelea de conventillo con sus directores, la cancelación del contrato con la FIFA hipercorrupta o los papelones diplomáticos permanentes. Hay un destino torcido, fallido, chanfleado, en este pontificado, que la Historia no podrá disimular. Parafraseando al latino, podríamos decir “habet suum fatum bergogli”.
Empecemos con la explicación más simple, la ley de Murphy. No se puede pretender que a quien escoge como laderos a personajes de avería o de ínfima categoría le vaya bien. Vera no puede ser un estadista, Del Corral un pedagogo universal, El Caballo Suárez un paradigma del sindicalismo cristiano o Sánchez Sorondo un genio político. El malogrado Omar Bello nos recordaba la eterna propensión bergogliana a rodearse de mediocres, “grisidades” como decía Ortega.
Además Bergoglio no estudia, no incorpora conocimientos nuevos, se limita a guiarse por un plexo de prejuicios y lugares comunes cristalizados hace treinta o cuarenta años, al que ha remozado apenas con la corrección política hodierna. Con tan poca ciencia, nada puede ser hecho a conciencia.
Finalmente, el personaje está imbuido de un notable afán autodemoledor, antropofágico y caótico, concentrado más en la crítica destructiva y en promover el “hacer lío”. El resentimiento es mal consejero del poder, sólo sirve a los revolucionarios y a los que quieren el caos. Y todos los aristotélicos sabemos que del caos jamás sale el orden y por lo tanto casi nada valioso se logra “per accidens”. La Argentina es un buen ejemplo de ello.
Finalmente, Bergoglio es desgraciado porque le falta gracia. Dios nos libre de afirmar esto en sentido teológico. Le deseamos todas las gracias, la primera de las cuales es la fe. Decimos que le falta la gracia del político, la nonchalance, la elegancia, el sentido de la oportunidad. Quien esto escribe entró en un forcejeo penoso cuando quiso besarle el anillo en tiempos en que ejercía de arzobispo de Buenos Aires. Las anécdotas son tan forzadas como ir a una óptica con periodistas o salir del cónclave a pagar la cuenta del hotel. Y a pesar de los medios, su discurso es absolutamente carente de gracia, forzado, insincero, como demostró en su último video al pueblo argentino.
¿Alguien puede creer que Bergoglio crea que nosotros podamos creer que el motivo de que no viaje a la Argentina es “porque no está agendado y hay otros compromisos” ¿ y quién fija esos compromisos? ¿Ban Ki Moon?  ¿Alguien puede creer que anhela venir a la Argentina, cuando sus dos predecesores inmediatos tardaron menos de nueve meses en volver a sus Patrias? ¿Alguien puede dudar de que si hubiera ganado el “pastoreable” (SIC) Daniel no estaría ya entre nosotros?  Siempre que puede, recurre al autoritario recurso de imponer al oyente su versión de las cosas, por inverosímil que parezca, agregando al agravio de la falsedad el de insultar la inteligencia (para ser objetivos, reconozcamos que esa misma sensación sentimos cuando Benedicto XVI afirmó que escogió vestirse de blanco después de la renuncia porque no tenía a mano otra cosa).
Como esos desechos de las cocinas de drogas llamados paco o crack, el discurso de Bergoglio es un subproducto de las cocinas seculares de la restricción mental jesuita que se termina convirtiendo en cinismo puro y duro, porque le toma el pelo al interlocutor.
Finalmente, consignamos junto a los fracasos personales y políticos,  las muertes y catástrofes naturales que lo rodean doquiera va. Pero eso son mitos, representaciones metafísicas de una ruina más honda. De Bergoglio El Desgraciado.

Al modo de don Gabino. Magia y oración

por El Poeta

Existe una forma de orar mediante la cual no se trasciende este mundo, sino con la que más bien se intenta incluir lo divino en la cadena de fines de los días de trabajo como algo que funciona en ella a modo de parte integrante de la misma. Hay una corrupción de la religión en magia, en la que no se realiza la entrega a lo divino para disponer de ello; se pervierte la oración haciendo de ella una práctica que siga haciendo posible la vida bajo la cúpula.” Josef Pieper

Como quien se afana por un tesoro perdido sobre la voz cifrada de secretas cartografías, los invitados a la tertulia, sobre un texto vívido de Josef, debatían su búsqueda tras huellas desoladas de vera oración. Y es que las palabras del filósofo desnudaban la triste realidad de muchos católicos que, aletargados en su rutina o concentrados en su carrera material, confunden la oración con una especie de método descongestivo que les permita ser más eficaces y saludables en sus solicitudes terrenas. 
Después de un desahogo común y el necesario reposo del silencio dilatador de horizontes, Pablo Paz exclamó:
- Sepan algo: el mundo se ha vuelto estrecho. El mundo del trabajo y las urgencias se ha convertido en nuestro mundo “a secas”. No hay tiempo ni ganas para el saber libre y la contemplación; así es imposible alzar la mirada. La religión se asfixia y la oración genuina enmudece, se dispara al desierto…
- O peor todavía –soltó El Poeta–, se hace funcional a nuestras apetencias. Sería algo así como…¿cómo hacer un Dios a nuestra medida? 
El joven abogado Juan Velero se había incorporado no hace mucho a las tertulias del viejo. Aunque reflexivo y silente, se dispuso a comentar: 
- Algo así dice Josef, ¿no? Incluir lo divino en nuestra cadena de fines, en vez de sustraernos de ellos para intentar acceder al mundo divino. En lugar de elevarnos por la conmoción de una mirada contemplativa y amorosa, rebajamos la oración a nuestra modalidad. ¡En el fondo es una estafa!
- De acuerdo, porque no hay religión. No se pretende religar con Dios, según me enseñaron de niño, sino menguar una realidad que resulta exigente y hasta incómoda, porque puede cambiarnos nuestros planes –musitó el Sr. Forgeron. 
Mientras la tertulia discurría y el Dr. Velero se sosegaba, el rostro de don Gabino parecía querer decir lo que aún sus labios callaban, lo que sus cavilaciones encendían. Dejó su whisky para tomar la palabra:
- Así es. Eso padecemos hoy: la corrupción de la religión en magia. Y si leyeron a Tolkien, no se les será difícil comprender la frase. Ustedes saben cómo distingue Magia de Fantasía. Ésta es un arte difícil que aspira lograr un Mundo Secundario cuya experiencia nos conmociona, libera, enaltece. La Magia, en cambio, intenta producir una “alteración en el Mundo Primario”, suspendiendo por un instante las leyes que lo rigen. Por eso insiste en que la Magia no es un arte, sino una técnica; “desea el poder en este mundo, el dominio de las cosas y las voluntades”. Ahora bien, conforme al pensamiento tolkieniano, podrán entender mejor porqué la religión corrompida degenera en magia. Es una religión que no pretende trascender nuestro mundo, sino dominarlo.
- ¡Interesante! Ciertamente –exclamó Juan Velero, queriendo compartir su descubrimiento interior–, del arte de la oración han querido hacer una técnica funcional que cuadre a sus moldes voluntariamente establecidos.  
 - A ver si entendí. Estos tales, quieren hacer de la oración la magia de su mundo material. Capaz de otorgarles un cierto poder de resistencia o resignación, capaz de alterarles –materialmente, claro– los sinsabores de sus acontecimientos. 
- De acuerdo con usted, Sr. Forgeron. Es que en este mundo del trabajo se ha cifrado toda la humana existencia, condenándola a vivir según su tiranía. Marechalianamente, diríamos que ha triunfado el “tiempo del buey” –dijo El Poeta, memorando páginas inmortales.
- ¡Claro! –sentenció un don Gabino perspicaz– Y en ese comprimido moderno (de efectos colaterales insospechados) quieren hacer de la oración un engranaje más de su estabilidad mental y emocional. En fin, una apuesta constante por la añadidura…
Entre sonrisas cómplices y un silencio de retorno a reclamar su derecho, las voces fueron mermando para ofrendar luz y calor a sus compañeras pipas. Sobre la bruma melancólica del final, se escuchó la frase de Pablo, espiritual consuelo para volver al hogar: “…porque no sabemos qué orar según conviene, pero el Espíritu está intercediendo Él mismo por nosotros con gemidos inexpresables”.
La oración auténtica seguía siendo el tesoro perdido. Sin embargo, la tentativa por descubrir una plegaria fraudulenta, era una buena forma, quizás, de emprender un viaje ascensional inesperado.  

(Canis lupus familiaris)


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 




Yobailopogo! 
-flaca tirame un hueso-

sigue sigue olvida lo que te hace mal
















Yobailopogo!
 -sigue sigue y nunca digas nunca jamas-

Pour en finir

Para terminar con una semana dedicada a Bouyer, copio un párrafo genial de La descomposición del catolicismo
Está aquí condensado gran parte del problema que ahora estamos sufriendo: la hipertrofia del papado, lo cual nos ha convertido ya no en católicos sino en papólicos. Muchos fieles de buena fe creen que, para ser católicos, hay que afirmar la soberanía regia y absoluta del papado por sobre todo, incluso, por sobre la Tradición. La religión católica consistiría en ser la religión que sigue y obedece al Papa, y vemos, por ejemplo, que las publicaciones católicas -desde "Cristo Hoy" hasta cualquier hojita parroquial- dedica muchísimo más espacio a comentar la última payasada que hizo o dijo Francisco que a profundizar en el Evangelio o en las enseñanzas de los santos.  
Yo no soy católico porque sigo al Papa. Yo soy católico porque sigo a Cristo dentro de su Cuerpo Místico que es la Iglesia, la que me enseña a través de sus Padres y Doctores. Mi fidelidad es a esa Iglesia de siempre 
Sólo eso, y nada más que eso.

“La antigua teología, la de los Padres, y también la de los más grandes escolásticos, reconocía en la Iglesia un doble ministerio, aunque profundamente uno: el de enseñar la verdad divina y el de proponer su misterio vivificante en la celebración sacramental. La autoridad, concebida como esencialmente pastora, no aparecía como propiamente distinta de la función docente. Esto se debía no sólo al hecho de que entonces no se olvidaba que la verdad evangélica es verdad de vida, sino también a la concepción misma que se tenía de la ley. Santo Tomás la expresó con una maestría tal, que la exposición que ofreció de ella es una de las piezas más duraderas de su sistema. Según él, en efecto, en todo terreno, tanto sobrenatural como natural, no hay ley digna de este nombre que sea distinta de una aplicación concreta a las circunstancias, de la ley eterna que está incluida en la naturaleza de Dios y de sus obras. Por consiguiente, hacer leyes justas y velar por su aplicación no es sino una consecuencia de la capacidad de enseñar la verdad. Si, como lo pensaban ya los antiguos filósofos, los únicos políticos dignos de tal nombre sólo pueden ser sabios, en la Iglesia, a fortiori, la función de regir al pueblo de Dios no es, pues, más que un apéndice de la función de instruirlo en las cosas divinas.
Pero desde la Edad Media se manifiesta ya la tendencia a querer cambiar todo esto. Se comenzará queriendo hallar en la Iglesia las tres funciones, la regia, la doctoral y la sacerdotal, atribuidas a Cristo, y aparecerán ya esbozos de la tentación de reabsorber en la función regia las funciones doctoral y sacerdotal. El escotismo, y tras él los nominalistas, introducirán en su concepción de Dios mismo esa noción fatal de la potentia absoluta, según la cual podría Dios, con sólo quererlo, hacer que el mal fuera bien y el bien, mal. En la reacción contra la anarquía eclesiástica de la Reforma, una nueva eclesiología, que hasta entonces se iba buscando todavía, aparecerá repentinamente como la única eclesiología posible. Esta eclesiología, que es quizás el elemento más típico del catolicismo postridentino, no será prácticamente sino una eclesiología de “poder”. En estos últimos tiempos se ha citado, para reprobarla, la célebre fórmula de Belarmino: “La Iglesia católica es visible como es visible la república de Venecia”. Pero resulta curioso que lo que más parece escandalizar en esta fórmula es su afirmación de la visibilidad de la Iglesia. Sin embargo, lo que tiene de verdaderamente escandaloso no es afirmar que es visible la Iglesia, en particular su unidad, aunque no todo sea en ella visible, sino concebir esta visibilidad como la de un poder político, y precisamente de un poder que es la primera especie de dictadura política.
Desde el momento en que se entró por este camino se puede ya proclamar que la autoridad es la guardiana de la tradición, y hasta creerlo y quererlo sinceramente y por lo tanto exaltar dicha autoridad, que de hecho vino a remplazar a la Tradición. Una autoridad que, en efecto, no tiene otra norma que a sí misma, puesto que se ha hecho de ella algo absoluto, propenderá invenciblemente a decir: Stat pro ratione voluntas. De servidora de la verdad se convertirá, o estará en vías de convertirse, en su dueña. El intérprete fiel está en trance de ser sustituido por el oráculo que decide su talante”.

Aclaración: Por por problema de Blogger (es lo que yo pienso), ha desaparecido de la columna de la derecha el listado de blogs favoritos. Si en un par de días no se soluciona, los cargaré nuevamente.